Charles Haddon Spurgeon, considerado por muchos como “El Príncipe de los Predicadores”, comentó sobre la importancia de la vida familiar y la infidelidad de los padres que la descuidan.
Este es nuestro primer deber, tenemos que empezar por el hogar de la familia; es un mal predicador el que no comienza su ministerio en el hogar. Los paganos se deben buscar por todos los medios, y los caminos y por los vallados se deben buscar, pero el hogar tiene un derecho mas importante, y ay! de los que van contrarios el orden de los arreglos del Señor. El enseñar a nuestros hijos es un deber personal, no podemos delegarlo a los maestros de la escuela dominical, u otras ayudas amistosas, estos nos pueden ayudar, pero no nos pueden liberar de la obligación sagrada; apoderadores y patrocinadores son los malos instrumentos en este caso; las madres y los padres que como Abraham, comandan sus hogares en el temor de Dios, y hablan con sus hijos acerca de las maravillas del Altísimo … Planes del papado (la confianza en los profesionales de la religión) está secretamente avanzando en nuestra tierra, y uno de las maneras más eficaces para resistir este avanze es dejarlo casi olvidado, es decir, la instrucción de los niños en la fe. Que los padres se despierten a un sentido de la importancia de este asunto. (Charles Haddon Spurgeon, mañana y tarde, P387, 11 de julio)