Esther Edwards, la hija de Jonathan Edwards, registró muchos momentos tiernos de su vida familiar en su diario. El 11 de septiembre de 1756, ella reflexiona sobre la noche anterior y cómo su padre le dio consejos sobre algunas dificultades espirituales que ella estaba teniendo:
“Abrí mis dificultades y él tan libremente aconsejo y oriento la conversación y elimino algunas dudas angustiosas que me desalentaron mucho en mi lucha cristiana. Él me dio algunas indicaciones excelentes que se deben observar en secreto, que tienden a mantener el alma cerca a Dios … ¡Oh, qué misericordia que tengo un padre….una guía ”