Cuando se habla de la belleza del nombre de Jesús, Calvino cita una declaración de Bernard:
El nombre de Jesús no es sólo la luz sino también el alimento, y también es el aceite, sin el cual todo alimento del alma está seco; es la sal, sin cuyo condimento todo lo que tenemos por delante es insípido; por último, es la miel en la boca, melodía en el oído, alegría en el corazón, y la medicina al mismo tiempo. Cada discurso en el que su nombre no se habla, es sin sabor. – Institutos de la Religión Cristiana, Libro 2, Capítulo 16, Sección 1