Uno de los hechos verdaderamente notables en la historia de la iglesia estadounidense se produjo cuando Jonathan Edwards fue elegido por el 90% de su congregación después de 23 años de ministerio en Northampton. Durante su sermón de despedida, que predicaba el 1 de Julio de 1750, él menciono de la vida familiar como una consideración esencial, mientras que reflexionaba sobre asuntos pesados ante la iglesia. Él dijo:
Concluyo con unas palabras de consejo para todos en general, en algunos detalles que son de gran importancia para el futuro bienestar y prosperidad de esta iglesia y la congregación.
El mantenimiento del orden familiar
Una cosa que grandemente les preocupa a ustedes, ya que les haría personas felices, es el mantenimiento del orden familiar. Hemos tenido grandes controversias de cómo la iglesia debe ser regulada, y de hecho el tema de estas controversias es de gran importancia; pero la regulación de sus familias no es de menos, y en algunos aspectos de mucha mayor importancia. Cada familia cristiana debe ser como si fuera una iglesia pequeña, consagrada a Cristo, y totalmente influenciada y gobernada por sus reglas. Y la educación y el orden familiar son algunos de los principales medios para la gracia. Si esto no funciona, todos los demás medios son probables que resulten ineficaces. Si se encuentran debidamente mantenidos, todos los medios de gracia serán probabilidades de prosperar y tener éxito.
Permítanme, pues, ahora, una vez más, antes que finalmente cese de hablar a esta congregación, repetir y con toda seriedad presionar el consejo que a menudo he instado a las cabezas de las familias, con gran agonía mientras que yo era su pastor, a enseñar, advertir, y dirigir a los niños; educándolos en la disciplina y amonestación del Señor, comenzando temprano, cuando todavía hay oportunidad, y mantener una constante diligencia en las labores de este tipo. Recuerde que, como usted no tendría todas sus instrucciones y consejos ineficaces, tiene que haber un gobierno, así como también instrucciones, que deben ser mantenidos con una mano constante y una resolución firme, como un guardia de la religión y la moral de la familia, y un soporte para el buen orden de ella. Ten cuidado de que no sea así con ninguno de ustedes como lo fue con Eli de edad, quien reprendió a sus hijos, pero no los restringió; y que, por este medio, usted no traiga la maldición en sus familias como lo hizo el en su familia ( 1 Samuel 2:12-34).
Y deje que los niños obedezcan a sus padres, se rindan a sus instrucciones y se sometan a sus órdenes, ya que van a heredar una bendición y no una maldición (1 Ped 3:9). Porque tenemos razón para pensar que, de muchas cosas en la Palabra de Dios, que nada tiende mas a traer una maldición sobre las personas en este mundo, y en todos sus asuntos temporales, que un comportamiento desobediente, no sumiso, desordenado en los niños hacia la sus padres.
