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Dejemos a la Iglesia volver a ser una familia de verdad

Publicado por Scott Brown el 01/18/2017

En los últimos 150 años un cambio masivo ocurrió en la vida de la iglesia y la familia, transformando completamente la sociología de la iglesia. Esto resultó en un cambio en la metodología del discipulado de un modelo bíblico a uno secular diseñado luego de la llegada de la educación pública y la cultura juvenil. Esto no tenía precedentes en la historia de la iglesia. Fue tan diferente que transformó la naturaleza misma del discipulado en la iglesia, la agenda del discipulado familiar e inclusive la forma completa en que la familia se relacionaba con la iglesia. Esto en sí transformó la estructura de la familia. Fue realmente un mega-cambio. Pero esto sucedió tan lentamente que casi nadie se dio cuenta de ello. ¿Que paso? El discipulado de la iglesia gradualmente se segregó por edades, donde los deberes asignados a la familia fueron delegados a trabajadores de la iglesia.

¿Por qué está la iglesia moderna segregada por edades?, ¿Por qué casi siempre están los adolescentes adorando y aprendiendo aparte de los adultos?, ¿Por qué son los adultos mayores apartados de las generaciones más jóvenes?, ¿Quien enseñó que era buena idea para jóvenes de trece a dieciséis años que desarrollasen su propia cultura?, ¿Por qué sucede que en la mayoría de iglesias de hoy la estructura organizacional se basa en la segregación por edades? La respuesta es simple: Hemos puesto de lado las prácticas de la Palabra de Dios por el amor a nuestras tradiciones.

Si solo tuviéramos la Biblia.

Si solo tuvieramos a la Biblia como nuestra guia, ¿serian separados los niños de sus padres durante las reuniones en la iglesia?, ¿Haríamos las adecuaciones para la escuela dominical de niños?, ¿Hay alguna evidencia explícita para las guarderías en la iglesia?, ¿Es que acaso los apóstoles alguna vez organizaron una escuela dominical, una reunión de jóvenes, o algún otro tipo de encuentro de edades segregadas?. Sin duda alguna, la respuesta a todas estas preguntas es no. Los discípulos sufrieron la amonestación de su Maestro al intentar apartar a los niños de él. Dejemos que nuestros niños vuelvan a las reuniones de la iglesia en la forma que es consistente tanto con el Antiguo como con el Nuevo Testamento.

El diseño actual del discipulado divide a la iglesia en una sociología fragmentada de intereses y edades, creando nuevas sub-culturas. Esto origina una estructura social que contrasta fuertemente pero más que esto, el verdadero problema es que esto no encaja con lo que la Biblia enseña.

¿Cómo regresamos al modelo bíblico del discipulado en la iglesia y la familia? Debemos regresar al hermoso diseño de Dios para la iglesia.

Los caminos de Dios son hermosos

Pensemos cómo Dios ha ordenado Su pueblo en la iglesia. El los hace una “familia” (Mt. 12:49-50; 1 Co. 1:10), “un cuerpo” (Ef. 1:22-23), una “edificación” (1 P. 2:5), un “rebaño” (Hch. 20:28), un “pueblo adquirido para posesión de Dios” (1 P. 2:9). El reúne personas de todas las lenguas, tribus y naciones, como hermanos, hermanas, padres y madres en la fe. El los une como “un cuerpo” (Ro. 12:4-5). Ellos son una familia espiritual. Él los une en lugar de separarlos de acuerdo a la edad. Este es su hermoso diseño, es hermoso en todas sus formas.

Imagine conmigo una iglesia sin separación generacional. La familia entera adorando unida. Casados y solteros, viejos y jóvenes, integrantes de familias completas e integrantes de familias desintegradas, todos adorando juntos. Un niño pequeño escucha el canto y la prédica mientras reposa en los brazos de su padre o madre. Esta es una iglesia donde el patrón bíblico de integración por edades es practicado.

Imaginemos una iglesia como la de Éfeso o Colosas, donde se asume que el hombre más viejo junto al más joven están involucrados en el discipulado, adoración, celebración y servicio (Ef. 6:1-4)

Imaginemos una iglesia donde los padres y las madres cumplen diariamente su responsabilidad de enseñar a sus hijos la Santa Palabra de Dios en sus hogares.

Imaginemos una iglesia donde los excesos de la cultura juvenil son minimizados y los adolescentes maduran más sabios al caminar por la vida junto a los miembros mas adultos de la iglesia.

Imaginemos una iglesia donde cada huérfano o huérfana adora a Dios y le sirve en compañía de padres, madres, hermanos y hermanas maduros espiritualmente.

Imaginemos una iglesia donde grupos de todas las edades hablan los unos a los otros y de igual forma se ministran mutuamente.

Imaginemos una iglesia donde los más viejos enseñan a los más jóvenes, estos aprecian y agradecen a sus mayores y estos últimos se sienten energizados y motivados por los jóvenes.

Esta es una iglesia donde la Escritura es suficiente para el discipulado en todas las edades, donde Cristo es el centro, donde las tradiciones se inclinan delante de la Palabra de Dios y donde las generaciones caminan juntas y aman hacerlo de esa manera.

Esta es la iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Dejemos a la iglesia volver a ser como una familia otra vez.

 

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