Volviendo al Orden Bíblico en la Iglesia y el Hogar – Scott Brown
Cuan agradecido estoy de ser parte de la influencia reformadora del CNIFI en nuestro llamado a la iglesia a regresar a prácticas bíblicas fundamentales. Hemos escrito artículos que llaman a la reforma de la vida en el hogar y en la iglesia. Estos artículos buscan identificar los problemas modernos que surgen porque nos apartamos del orden bíblico en la iglesia y en el hogar.
Las Escrituras son perfectamente claras: los niños deben ser entrenados en asuntos espirituales por sus padres y madres y por hombres con ese don en la iglesia. Los esposos deben enseñar a sus esposas. El padre es un componente clave del sistema de comunicación de las buenas nuevas del reino de Dios, y cuando lo pasas por alto, rechazas el orden bíblico para la iglesia y el hogar.
La iglesia ha seguido el sistema del mundo y casi ha eliminado el rol bíblico del cabeza de familia en la vida de la iglesia. Esto refleja lo que el mundo ha hecho en la cultura en general. Poco a poco, y muchas veces sin darse cuenta, la iglesia ha asumido el papel del padre y se lo ha dado a los predicadores, mujeres, maestros de escuela dominical, y a los que trabajan en el cuidado infantil. Yo creo que hasta que los padres retomen su responsabilidad, no habrá reforma.
En lugar de que los niños reciban toda una gama de enseñanzas de maestros con el don de enseñar en la iglesia (Efesios 4) y TAMBIÉN de sus padres (Deuteronomio 6)—como debe see—no reciben enseñanza alguna del padre porque la iglesia no lo incluyó en su horario.
El problema es claramente observable. Mira hacia dónde está dirigida la energía y la gran parte de los recursos humanos en la iglesia promedio. Cantidades masivas de energía se vierten en cosas que aseguran aumentos temporales en la asistencia a la iglesia, atrayendo personas que se involucran en oportunidades de servicio bien elementales, pero la iglesia descuida la actividad diaria y la inversión de energía a largo plazo que aseguran el futuro de muchas generaciones.
En estos artículos encontrarás un llamado a volver a las Escrituras para reformar nuestras prácticas con respecto al rol del padre de familia.
Hay una Manera Correcta y una Manera Incorrecta
A medida que analizamos el colapso de las prácticas bíblicas en la iglesia moderna, un principio que necesitamos entender claramente es que hay maneras correctas e incorrectas de conducir nuestras vidas en la iglesia. Esta idea es discordante a nuestros oidos relativistas postmodernos. Pablo expresó esto con toda claridad a Timoteo:
“Te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.” I Timoteo 3:15
Pablo aclara aquí que hay maneras correctas e incorrectas cuando se trata de la iglesia.
Los Hombres Tienden a Pretender Ser Algo Que No Son
El reciente colapso de los mercados financieros debe servir como una advertencia para la iglesia moderna. Hipotecar el futuro por el presente es una actividad común entre los hombres. El colapso de los mercados se debe en parte a esta tendencia a perder el rumbo y ser arrastrados por la sabiduría del mundo: acumular deudas para asegurar un crecimiento rápido. Estas empresas tuvieron el crecimiento. Tuvieron los miles de empleados. Estaban repletos de dinero. Sin embargo, su modelo de negocio requería cantidades peligrosamente altas de deuda y valoraciones increíblemente altas para poder sostener este modelo operativo y estructura de deuda. Por lo pronto hemos visto varias empresas grandes que se han ido a la quiebra porque no construyeron una base financiera sólida. Creo que veremos muchas más compañías fracasar a causa de la codicia mundana por el éxito a expensas de algo realmente sustancioso.
Esta es una tendencia común entre los hombres. Los hombres tienden a pretender ser algo que no son. Queremos que las cosas se vean bien a pesar de que sabemos que están en quiebra. Esto no es nada nuevo. Jesús se refirió a los impostores de su época como “sepulcros blanqueados”.
Esta tendencia ha afectado a nuestras iglesias. Tenemos grandes edificios e iglesias que crecen con programas dirigidos a todos los segmentos de la población. Parecería que estamos alcanzando a la gente. Es un colapso de buen aspecto, pero es una fachada. El “blanqueado” demasiadas veces disfraza el interior decrépito del edificio. La apariencia se ve bastante buena, pero en el fondo hay una ruptura del orden, la práctica y la autoridad bíblica básica.
Ganancias y Pérdidas
En el proceso, ganamos más miembros en la iglesia, pero menos cantidad de discípulos a largo plazo. Nos podemos jactar de toda una amalgama de programas pero estamos descuidando el orden y la autoridad básicas de la iglesia y de la familia. Los programas agotaron las energías de los padres para llenar su función básica claramente definida. Hemos utilizado las energías de los hombres como maestros de escuela dominical o miembros del comité una vez a la semana, pero hemos perdido todas sus energías para el ministerio cotidiano de la palabra de Dios y la oración en sus hogares.
En nuestra cultura postmoderna relativista es importante entender que cuando se trata de la iglesia, hay una manera correcta y una manera incorrecta de hacer las cosas. Hay una manera de la cual “debe conducirse uno en la casa de Dios.” (I Tim 3:15) Uno de los “caminos equivocados” que es comúnmente aceptado en la iglesia es la disminución del rol del padre en la formación espiritual de los niños. Esto ha derribado el orden bíblico. Los padres ya no hacen este trabajo. Ellos han permitido que otros lleven su carga.
Mi opinión es que hemos llegado al colapso honestamente. No teníamos la intención de rechazar el orden bíblico. Llegamos a donde estamos a través de una mezcla de creatividad y pragmatismo Norteamericano. Hasta oramos por esto. Y, en nuestra creatividad, hemos coleccionado tantas estructuras no-bíblicas, y nos hemos vuelto tan ocupados con ellas, que nos hemos visto obligados a empujar las cosas bíblicas a la periferia. Fue un intercambio pobre que causó que hipotecáramos el futuro a cambio del éxito presente.
Lo que ganamos fue un cristianismo programático en donde todo está empaquetado en un programa profesional y es medido en base a su éxito numérico.
Lo Que Se Perdió
Lo que perdimos en el proceso fue el modelo relacional del discipulado Hebreo, donde el padre era el sistema por excelencia para la transnmisión de la verdad bíblica a la siguiente generación.
Ganamos grupos de jóvenes pero perdimos a nuestra juventud. Ganamos escuelas dominicales pero perdimos a los papás. ¡Derrumbe!
Es Tiempo de Reforma
Es momento de reforma. Es hora regresar al orden bíblico para la iglesia y el hogar para llevar el mensaje de la cruz de nuestro Señor Jesucristo al mundo, para el gozo eterno de todos los que creen, hasta mil generaciones.
Scott T. Brown
Scott T. Brown es el presidente del Centro Nacional para la Integración de Familias e Iglesias y es anciano en la Iglesia Bautista Hope en Wake Forest, Carolina del Norte. Scott se graduó de la Universidad Estatal de California en Fullerton con una licenciatura en Historia y recibió una Maestría en Divinidad de la Escuela de Teología Talbot. Él le dedica la mayor parte de su tiempo al ministerio pastoral, a conferencias sobre la paternidad, a la reforma de la iglesia, y al fortalecimiento de la familia. Él y Deborah han estado casados por 31 años y tienen cuatro hijos adultos. Scott también ayuda a las personas a pensar sobre las dos instituciones más importantes que Dios ha establecido: la iglesia y la familia.